Siendo pacientes y educados, aplicando mucha simpatía, pero nunca servilismo. Es una cuestión de honra que todos nos aprecien, incluso el encargado del edificio, el cartero, el vendedor de diarios o el plomero.
Siendo pacientes y educados, aplicando mucha simpatía, pero nunca servilismo. Es una cuestión de honra que todos nos aprecien, incluso el encargado del edificio, el cartero, el vendedor de diarios o el plomero.